Cuando hablamos de "clima" nos estamos refiriendo a una estadística de parámetros atmosféricos durante un período de años (varias décadas); los valores duraderos de por ejemplo presión del aire, temperatura y precipitaciones, determinan el clima. La meteorología se encarga de medir todos esos parámetros según van sucediendo, para más tarde poder valorar el tipo de clima existente.
En la Antártida existen dos regiones climáticas principales: Las costeras y las de interior. Las regiones costeras son más apacibles porque las latitudes más bajas proveen rayos solares más directos en el verano, y también periodos más cortos de oscuridad en el invierno. Las costas reciben mas humedad en forma de precipitación, y también registran temperaturas más altas gracias a la capacidad del océano circundante de guardar el calor. Las temperaturas costeras más bajas a lo largo del año varían están entre -15º C y -10º C. En las costas la mayor parte de la precipitación se produce en forma de nieve y de manera inconstante entre 500 a más de 1000 mm. En el interior alcanza sólo 50 mm.
El interior de la Antártida tiene el clima más áspero del mundo, incluso más que el Polo Norte. Esto es debido a que recibe los rayos del sol de forma indirecta, haciendo que permanezca más fresco. Por largos periodos de invierno no recibe ninguna luz del Sol. El interior posee altitudes considerables que aumentan las frías temperaturas. Debido a que el interior es una masa de tierra alejada del océano, la capacidad del agua de suavizar las temperaturas no tiene ningún efecto en él. La costa es relativamente calurosa y húmeda, comparada con el seco y frío del interior.
El clima antártico resulta en muchas ocasiones chocante e imprevisible; un huracán puede rugir durante semanas y solo detenerse durante unas horas. Las temperaturas casi nunca superan los 0º, salvo en las regiones de la Península Antártica, donde se han registrado en ocasiones temperaturas que podrían catalogarse de veraniegas (aunque no perduran, precisamente por esa característica cambiante e imprevisible) y sin embargo, cuando las temperaturas son inferiores a 0º y no existe viento, se genera una sensación térmica como para despojarse de las vestimentas y tomar el Sol. El "efecto frío del viento" es bien conocido por los expedicionarios que frecuentan el Antártico.
Podemos encontrarnos con una visibilidad excepcional, ausencia total de niebla o polución, y luz solar intensa que se refleja en la nieve con tal magnitud que causaría ceguedad si no se utilizaran lentes oscuros; pero la experiencia nos dice que no hay que relajarse demasiado, el tiempo puede cambiar drásticamente en el espacio de muy pocas horas.
El aire en la Antártida es sumamente seco. Las bajas temperaturas dan como resultado una humedad absoluta muy baja, siendo este un problema para los científicos que deben realizar trabajos en el exterior: la piel se reseca y se agrietan los labios. Además, se pierde grandes cantidades de vapor de agua de los pulmones, por lo que es necesario beber frecuentemente para reponer el líquido perdido. La baja humedad absoluta también provoca que las instalaciones fabricadas en madera se resequen, causando un alto riesgo de incendio.
Alrededor de la costa las condiciones de nieblas y vientos prevalecen. Muy a menudo las nubes bajas se sitúan sobre las nieves; de esta forma se pierde el horizonte y los puntos visuales de referencia desaparecen. En esta situación es imposible seguir una ruta terrestre sin señalizarla previamente con algún objeto. Para los vuelos y navegación marítima supone un riesgo constante.
En la Antártida existen dos regiones climáticas principales: Las costeras y las de interior. Las regiones costeras son más apacibles porque las latitudes más bajas proveen rayos solares más directos en el verano, y también periodos más cortos de oscuridad en el invierno. Las costas reciben mas humedad en forma de precipitación, y también registran temperaturas más altas gracias a la capacidad del océano circundante de guardar el calor. Las temperaturas costeras más bajas a lo largo del año varían están entre -15º C y -10º C. En las costas la mayor parte de la precipitación se produce en forma de nieve y de manera inconstante entre 500 a más de 1000 mm. En el interior alcanza sólo 50 mm.
El interior de la Antártida tiene el clima más áspero del mundo, incluso más que el Polo Norte. Esto es debido a que recibe los rayos del sol de forma indirecta, haciendo que permanezca más fresco. Por largos periodos de invierno no recibe ninguna luz del Sol. El interior posee altitudes considerables que aumentan las frías temperaturas. Debido a que el interior es una masa de tierra alejada del océano, la capacidad del agua de suavizar las temperaturas no tiene ningún efecto en él. La costa es relativamente calurosa y húmeda, comparada con el seco y frío del interior.
El clima antártico resulta en muchas ocasiones chocante e imprevisible; un huracán puede rugir durante semanas y solo detenerse durante unas horas. Las temperaturas casi nunca superan los 0º, salvo en las regiones de la Península Antártica, donde se han registrado en ocasiones temperaturas que podrían catalogarse de veraniegas (aunque no perduran, precisamente por esa característica cambiante e imprevisible) y sin embargo, cuando las temperaturas son inferiores a 0º y no existe viento, se genera una sensación térmica como para despojarse de las vestimentas y tomar el Sol. El "efecto frío del viento" es bien conocido por los expedicionarios que frecuentan el Antártico.
Podemos encontrarnos con una visibilidad excepcional, ausencia total de niebla o polución, y luz solar intensa que se refleja en la nieve con tal magnitud que causaría ceguedad si no se utilizaran lentes oscuros; pero la experiencia nos dice que no hay que relajarse demasiado, el tiempo puede cambiar drásticamente en el espacio de muy pocas horas.
El aire en la Antártida es sumamente seco. Las bajas temperaturas dan como resultado una humedad absoluta muy baja, siendo este un problema para los científicos que deben realizar trabajos en el exterior: la piel se reseca y se agrietan los labios. Además, se pierde grandes cantidades de vapor de agua de los pulmones, por lo que es necesario beber frecuentemente para reponer el líquido perdido. La baja humedad absoluta también provoca que las instalaciones fabricadas en madera se resequen, causando un alto riesgo de incendio.
Alrededor de la costa las condiciones de nieblas y vientos prevalecen. Muy a menudo las nubes bajas se sitúan sobre las nieves; de esta forma se pierde el horizonte y los puntos visuales de referencia desaparecen. En esta situación es imposible seguir una ruta terrestre sin señalizarla previamente con algún objeto. Para los vuelos y navegación marítima supone un riesgo constante.
1 comentario:
Muy bueno !!! me gusto mucho y muy claro..
Besos
Mamá
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